SI
- Michelle Zuniga

- 6 feb 2023
- 4 Min. de lectura
Con los eventos de las semanas pasadas y venideras, no puedo evitar reflexionar sobre esta palabra. Una palabra que es la clave para acceder a lo que a menudo perdemos, deseamos y lo que buscamos.

Cuando se trata de lujos y los momentos mas preciados de la vida; todos somos tan rápidos para decir una palabra de dos letras que cambia todo. Esta palabra de dos letras se usa en lo que más deseamos, desde encontrar un nuevo amor hasta la idea idolatrada de recibir regalos de cualquier manera que se presentan.
A las cosas más "bellas" y "pacíficas" de la vida, no dudamos en pronunciar e incluso gritar la palabra de dos letras, “Sí.” ¿Quién no diría que “sí” a los momentos más oportunos de la vida que tanto hemos anhelado o deseado? Parece una respuesta absoluta, y no hay otra opción.
A lo largo de estos últimos años, he llevado esta palabra, haciéndola parte de mí. Se ha atado a mi testimonio personal y a la historia de mi vida. He aprendido a apreciar esta palabra en algo más que los momentos de la vida dignos de Instagram, sino también los momentos más privados y llenos de lágrimas.
Sin duda, decimos “sí” a nuestros planes de vida, agendas y deseos. Pero, ¿qué pasa con los momentos en los que no queremos decir que “sí”? Los momentos que nos asustan que nos desafían más allá de lo que sabemos, los momentos que nos despojan de nuestra propia capacidad, nuestro propio orgullo y seguridad, a estos momentos, ¿simplemente decimos que ,no? ¿Qué pasa si debiria decir que sí?
Permítanme hacer estas preguntas de manera diferente. Si el Señor dice que abandones todo y confíes en él, ¿diriás que sí? Si Él te pide que dejes de hacer lo que estás haciendo para confiar en él, ¿lo hariás? Si Él te dice que renuncies a tu trabajo, que te mudes a una ciudad diferente o que esperes a que El abra la puerta, ¿lo hariás? ¿Diriás que “sí” a los momentos que no son tan glamorosos? ¿Dirías que sí a ir a otro país que no es conocido por sus atracciones turísticas y servir a su gente? ¿Darás todo lo que tienes a personas que no conoces? ¿Estarás dispuesto a perder cualquier título,redes sociales o cualquier plataforma que tengas para ir a las personas que necesitan ayuda en la ciudad? ¿Hariás todo esto sin recibir ningún reconocimiento? ¿Diriás que “sí” a todo esto? ¿Construirás un arca en medio de una sequía?
Decir que “sí” es más glamoroso de lo que parece. Pero la recompensa de un “sí” se mantiene independientemente del proceso que se lleve. He dicho que sí a abandonar todo lo que me rodea, e incluso a veces, un trabajo; no importa cuán ridiculizado haya sido, le he entregado mi “sí” a Jesús. Mi sí no está lleno de irritación, aunque surge la frustración. Está lleno de la fe y la esperanza de que si el me dio todo, entonces, ¿por qué no puedo darle todo lo que tengo a cambio? Si Él me pidio esto, lo que Él tiene es algo mucho más grande que lo que pueda lograr por mi cuenta.
He sido crucificado con Cristo, y ya no soy yo quien vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne la vivo por fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó a sí mismo por mí. Gálatas 2:20
La fe recibe recompensas grandes, pero todo comienza diciéndole que sí.
Decir sí va más allá de la acción, pero también se refiere a la autorreflexión interior. ¿Puedes decir sí al perdón, la sanidad y la entrega de tu carácter? Este es casi siempre el primer “sí” que se requiere. Tal vez debes tomar un momento para reconocer completamente el desorden en tu corazón, y ser honesto contigo mismo y con Dios. Una vez que comienzas deciendo “si”, la transformacion, y la oportunidad sigue después de eso.
El que ha encontrado su vida la perderá, y el que ha perdido su vida por Mi causa la encontrará. Mateo 10:39
Pienso en la canción "He decidido seguir a Cristo". Es una canción linda que la mayoría de nosotros aprendemos en la escuela dominical mientras crecimos en la iglesia. Pero a medida que crecemos, sigue siendo una canción bonita en vez de la postura del corazón para nuestra vida. Le quitamos nuestro sí, dejamos de seguirlo, y de repente el no es la única opción, porque hemos reconocido el orgullo y nuestra capacidad humana.
Si decimos sí a los momentos más aterradores y poco glamorosos de la vida, puede producir el fruto y la recompensa más deliciosa. ¿Podría ser que el fruto más delicioso está tratando de crecer, pero es necesario que haya sanidad? Una oportunidad más increíble está esperando, pero debes dejar ir lo que crees que es bueno. ¿Esperarás sin conformarte mientras llega la oportunidad perfecta? ¿Qué pasa si has estado diciendo no a lo que se supone que debes decir sí y sí a lo que debes decir no? ¿Puedes perder el control de tu idea de la vida y decir sí a lo más significativo? Contesta la llamada y di que sí. Te prometo que ha valido la pena!
Oración:
Señor, gracias por la provisión que eres. Gracias por la oportunidad de recibir más de lo que he planeado. Concédeme el valor de dejar que mi sí sea sí para ti. Ayudame en mi incredulidad y haz crecer mi fe en ti mientras digo sí a lo que quieres para mí, incluso si eso significa rendirme a ti. Tus planes son mas grandes de lo que yo podría lograr y soñar. Tienes mi “Si” Señor. Amén!



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